Desarrollan en Argentina bioinsumo para combatir hongos que afectan a semillas oleaginosas y cereales
BUENOS AIRES, 7 abr (Xinhua) — Especialistas de Argentina desarrollaron un bioinsumo para combatir hongos que afectan a semillas oleaginosas y cereales almacenados, hongos que no solo ocasionan importantes pérdidas económicas sino también daños a la salud humana y animal, informó hoy lunes el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Se trata de un antifúngico formulado a partir de un extracto del árbol Ibirá pitá («Peltophorum dubium: Fabaceae/Leguminosae»), el cual posee la capacidad de controlar el crecimiento de hongos de la especie «Aspergillus flavus» («A. Flavus»). La labor la desarrollan especialistas del Conicet, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La «A. flavus» produce micotoxinas, metabolitos tóxicos que ejercen su efecto principalmente por ingestión y pueden provocar en humanos y animales serias alteraciones, explicó el Conicet en un comunicado. «Las especies del género ‘Aspergillus’ están ampliamente distribuidas y crecen en casi todos los sustratos húmedos y cereales, representando, de esta manera, una amenaza para la salud humana y animal», explicó la líder del desarrollo, Renée H. Fortunato, investigadora del Conicet. La investigadora sostuvo que «puntualmente, la especie ‘A. flavus’ produce aflatoxinas, un grupo de toxinas químicas que en altas dosis pueden ocasionar toxicidad aguda (aflatoxicosis) y lesiones hepáticas mortales. También se ha demostrado que las aflatoxinas dañan el ADN (son genotóxicas) y pueden causar cáncer hepático en los seres humanos». Los especialistas explicaron que, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el 25 por ciento de los cultivos en el mundo se encuentran contaminados por micotoxinas. Destacaron que las pérdidas que deben cuantificarse no son únicamente las que afectan directamente a los granos, sino que también debe tenerse en cuenta su impacto indirecto en la merma de la producción animal. Además, señalaron que A. flavus es una especie fúngica «oportunista, que cuando las condiciones de humedad y temperatura son adecuadas se desarrolla sin problemas, por lo que resulta fundamental generar herramientas que permitan controlar su crecimiento». El Conicet recordó que para combatir los hongos que producen micotoxinas se suele recurrir al uso de antifúngicos de origen químico, aunque remarcó que «la limitación central de estas formulaciones sintéticas es que, al estar conformadas por una o dos moléculas activas, permiten que, con el tiempo, los hongos generen cierta resistencia contra ellos y obliguen a la administración de dosis más altas, con los potenciales riesgos de contaminación ambiental que esto conlleva». En cambio, los antifúngicos de origen vegetal, como el que desarrolla el consorcio de investigación a cargo de los especialistas argentinos, están conformados por un conjunto más amplio de compuestos activos (metabolitos secundarios) cuya actividad antifúngica es altamente estable y no genera resistencia. La información del Conicet destacó que la actividad antifúngica del extracto de «Peltophorum dubium» contra la «A. flavus» fue testeada a través de distintos ensayos «in vitro». «Estamos en la etapa de desarrollo de un prototipo de bioinsumo y tenemos puesto a punto un bioensayo para probarlo sobre la superficie de los granos de maíz, que serían el nicho de este desarrollo. Luego, hay que poder escalarlo, de modo que pueda ser aplicado en los granos antes del ingreso al silo», señaló Lucía Di Ciaccio, investigadora del INTA y una de las responsables del desarrollo. El árbol Ibirá pitá, del que se obtiene el extracto que posee la capacidad de controlar el crecimiento de hongos, puede alcanzar hasta 40 metros de altura, tiene flores amarillas y crece naturalmente en distintas zonas del norte de Argentina, como la región Chaco Oriental y en las selvas altas de las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa, en el noreste del país. Sin embargo, su presencia se ha extendido hasta el norte de la provincia de Santa Fe (centro-este) y, por su interés ornamental, se lo ha incorporado al arbolado urbano de la capital (Buenos Aires) y de otras ciudades argentinas. Fin